El punto de vista del Arrebatamiento Pre-Ira examinado
El Arrebatamiento Pre‑ira Examinado
1. Introducción
Entre las posturas modernas evangélicas sobre el Arrebatamiento, la posición del arrebatamiento pre‑ira (asociada principalmente con Marvin Rosenthal y Robert Van Kampen) es una de las más recientes y complejas. Es una variación del midtribulacionismo, pero con terminología distintiva y una partición particular de la semana setenta de Daniel.
Este artículo (1) resumirá las afirmaciones centrales de la postura pre‑ira, (2) examinará sus pilares exegéticos fundamentales, y (3) mostrará, a partir de la Escritura, que la ira de Dios comienza con los juicios de los sellos, y no únicamente con los juicios de las trompetas o las copas posteriores. En el camino abordaremos la distinción clave que los proponentes pre‑ira hacen entre la “ira de Satanás” y la “ira de Dios”, y por qué esa distinción no logra sostener su esquema.
2. Afirmaciones centrales de la postura del Arrebatamiento Pre‑ira
Aunque los proponentes individuales difieren en detalles, la enseñanza pre‑ira generalmente afirma la siguiente estructura de la semana setenta de Daniel (Daniel 9:27):
-
Primera mitad (años 1–3½): “Principio de dolores de parto”
- Iniciada por el pacto del Anticristo con Israel.
- Identificada con los primeros cuatro sellos de Apocalipsis 6.
- Catalogada como un tiempo de “ira del hombre”, no de ira divina.
- No es “la Tribulación” en el sentido técnico y profético.
-
Punto medio: la abominación desoladora (Mateo 24:15; Daniel 9:27; 2 Tesalonicenses 2:3–4)
- El Anticristo revela su verdadero carácter, profana el templo y comienza a perseguir a Israel.
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Tercer cuarto (aproximadamente años 3½–5): La “Gran Tribulación”
- Comienza en la abominación de la mitad de la semana.
- Identificada con el quinto sello (mártires) y parte del sexto sello (perturbaciones cósmicas).
- Definida como ira de Satanás y persecución del Anticristo, no como ira de Dios.
- Según Mateo 24:22, es “acortada” de modo que dura menos de los 3½ años completos.
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Arrebatamiento pre‑ira: en algún momento después del sexto sello pero antes del séptimo
- Cristo aparece; la iglesia es arrebatada entre el sexto y el séptimo sellos.
- Se afirma que el Arrebatamiento ocurre “antes de la ira” (de ahí “pre‑ira”), pero dentro de la segunda mitad de la semana setenta.
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Último cuarto (alrededor de 1½–2 años): El Día del Señor / Ira de Dios
- Comienza con el séptimo sello (Apocalipsis 8:1).
- Comprende los juicios de las trompetas (Apocalipsis 8–9; 11:15ss).
- La ira de Dios cae sobre un mundo incrédulo; la iglesia ya está en el cielo.
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Extensión de treinta días y juicios de las copas (Daniel 12:11–12)
- Los juicios de las copas (Apocalipsis 16) suelen ubicarse en este período posterior a la semana.
- Cristo regresa a la tierra con sus santos al final de estos juicios para destruir al Anticristo e inaugurar el reino milenial.
Bajo este esquema, el “Arrebatamiento de la iglesia” y la “Segunda Venida” no se fusionan totalmente como en el postribulacionismo estricto; más bien, el Arrebatamiento se coloca tarde en la segunda mitad, pero antes de la ira culminante del Día del Señor que comienza en el séptimo sello.
El motor teológico clave es sencillo: la iglesia no ha sido puesta para ira (1 Tesalonicenses 1:10; 5:9), por lo tanto el Arrebatamiento debe ocurrir antes de que esa ira comience. La postura pre‑ira sostiene que la ira de Dios no comienza sino hasta después del sexto sello.
3. ¿Comienza la ira de Dios sólo con el séptimo sello?
La pregunta decisiva es: ¿Cuándo dice la Biblia que comienza la ira de Dios en el Apocalipsis? La postura pre‑ira responde: “Con el séptimo sello”. Sin embargo, el texto de Apocalipsis señala un inicio anterior—ya dentro de los juicios de los sellos.
3.1. El Cordero abre cada sello
Apocalipsis 5–6 presenta a Cristo glorificado como el único digno de abrir el rollo sellado:
“Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono.”
— Apocalipsis 5:7, RVR1960
Luego:
“Vi cuando el Cordero abrió uno de los siete sellos…”
— Apocalipsis 6:1, RVR1960
…y la misma fórmula precede a cada sello (6:3, 5, 7, 9, 12; 8:1).
Los sellos no son iniciados por Satanás, el Anticristo ni por fuerzas históricas ciegas. Son inaugurados por el mismo Cordero, actuando en ejecución directa del plan judicial del Padre (cf. Juan 5:22). Por lo tanto, los sellos son tanto actos de Dios como lo son las trompetas y las copas que les siguen.
Etiquetar los primeros seis sellos como “ira del hombre” o “ira de Satanás” y sólo el séptimo sello como “ira de Dios” va en contra del sentido del texto. Instrumentalmente, Dios puede usar agencias humanas y satánicas, pero su actividad es secundaria, no primaria (cf. Isaías 10:5–15; Ezequiel 14:21; Romanos 13:1–4).
3.2. El sexto sello: “Porque el gran día de su ira ha llegado”
Apocalipsis 6:12–17, el sexto sello, es decisivo:
“Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos… se escondieron en las cuevas… y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?”
— Apocalipsis 6:15–17, RVR1960
Deben notarse varios puntos:
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Las mismas personas interpretan los acontecimientos como “la ira del Cordero”.
- Son reyes incrédulos, grandes, ricos, capitanes, poderosos; de ninguna manera favorables a Cristo. Sin embargo, aun ellos perciben la fuente como judicial y divina, no meramente natural o satánica.
-
La gramática indica que la ira ya ha llegado.
- El verbo “ha llegado” (ἦλθεν, ēlthen) está en aoristo indicativo. En Apocalipsis, Juan no usa esta construcción para algo que está solo a punto de suceder. En otros pasajes claramente denota llegada o inicio ya ocurrido.
- La lectura más directa es que el gran día de la ira ya ha comenzado y ahora se está desarrollando de manera culminante en el sexto sello; no es simplemente algo todavía pendiente.
-
El “gran día de su ira” no se limita a un solo instante.
- En el uso profético, un “día” (especialmente “el Día de Jehová” o “el Día del Señor”) puede abarcar un período extendido en el cual el juicio se despliega (cf. Joel 2; 1 Tesalonicenses 5:2–3).
- Así, Apocalipsis 6:17 se entiende mejor como un resumen de los sellos en conjunto: el día de la ira ha comenzado con estos juicios y ahora llega a un clímax aterrador.
Si el Cordero está abriendo cada sello, y si “el gran día de su ira ha llegado” en conexión con el sexto sello, es exegéticamente forzado posponer el inicio de la ira de Dios hasta el séptimo sello. El propio texto bíblico sitúa la ira divina dentro de la serie de los sellos, y no únicamente después de ella.
4. Sellos, Trompetas y Copas: una sola corriente continua de ira
La postura pre‑ira insiste en trazar una división tajante entre los sellos, por un lado, y las trompetas y copas, por otro: sellos = hombre/Satanás; trompetas y copas = Dios. Sin embargo, la Escritura las presenta como una secuencia única y creciente de juicios divinos.
4.1. Fuente común: el Trono y el Cordero
- Los sellos son abiertos por el Cordero (Apocalipsis 6).
- Las trompetas surgen a partir de la apertura del séptimo sello (Apocalipsis 8:1–6); no constituyen un programa independiente y posterior.
- Las copas se derraman como la consumación de la ira de Dios (Apocalipsis 15:1).
Las tres series proceden del mismo tribunal celestial (cf. Apocalipsis 4–5), son anunciadas o ejecutadas por seres celestiales y están cargadas de imaginería del Día de Jehová / Día del Señor del Antiguo Testamento. No hay indicio textual de que pasen de “ira humana” a “ira divina” en algún punto intermedio. Más bien, representan oleadas intensificadas de un mismo programa judicial divino.
4.2. Fenómenos y motivos comunes
- Perturbaciones cósmicas acompañan al sexto sello (Apocalipsis 6:12–14), a la séptima trompeta (Apocalipsis 11:15–19) y a la séptima copa (Apocalipsis 16:17–21).
- El lenguaje de “plagas”, “ira” y “juicio” se utiliza a lo largo de todo el tramo (Apocalipsis 6–16).
- Los propios sellos contienen instrumentos clásicos de maldición del pacto (espada, hambre, pestilencia, fieras; cf. Ezequiel 14:21), que en el Antiguo Testamento son explícitamente castigos de Dios, no de Satanás.
Argumentar que sólo el último cuarto de la semana de Daniel es “el Día del Señor” y que los sellos son algo categóricamente distinto va en contra de esta estructura integrada y progresivamente intensificada.
5. La distinción entre la ira de Satanás y la ira de Dios
Los defensores de la postura pre‑ira señalan correctamente que Satanás tiene ira (cf. Apocalipsis 12:12) y que el Anticristo perseguirá a los santos (Daniel 7:21, 25; Apocalipsis 13:5–7). A partir de esto, argumentan:
- La Gran Tribulación (Mateo 24:21) es primordialmente la ira de Satanás contra los santos, mediada por el Anticristo.
- El Día del Señor es la ira de Dios, derramada sobre los incrédulos.
- Por lo tanto, la iglesia puede estar presente bajo la “ira de Satanás” pero debe ser retirada antes de la “ira de Dios”.
Esta distinción es inadecuada en varios aspectos.
5.1. Iras concurrentes y superpuestas
La Escritura nunca enseña que la ira de Satanás y la ira de Dios sean mutuamente excluyentes en el tiempo. De hecho, Dios con frecuencia usa instrumentos impíos para llevar a cabo sus juicios, aun cuando ellos actúan con motivos pecaminosos (véase Habacuc 1–2; Isaías 10:5–12).
En la Tribulación ocurren dos cosas simultáneamente:
- Satanás y el Anticristo descargan su furia contra el pueblo de Dios.
- Dios usa esas mismas persecuciones—junto con catástrofes ecológicas, cósmicas y militares—para juzgar al mundo y disciplinar a Israel.
Etiquetar un bloque de tiempo como “sólo ira de Satanás” y otro como “sólo ira de Dios” impone una dicotomía artificial. La Biblia presenta el escenario del fin de los tiempos como una compleja interacción entre la soberanía divina y la agencia humana/satánica, no como “períodos de ira” separados y no superpuestos.
5.2. Los creyentes también sufren bajo juicios dirigidos por Dios
Aun concediendo que la persecución del Anticristo es satánica, la postura pre‑ira todavía debe explicar cómo se supone que los creyentes son protegidos de los juicios de Dios antes del Arrebatamiento si esos juicios ya están cayendo globalmente.
Por ejemplo:
- En el cuarto sello, muere la cuarta parte de la población de la tierra por la espada, el hambre, la mortandad y las fieras (Apocalipsis 6:8).
- En el sexto sello, la conmoción cósmica afecta a “todo siervo y todo libre” (6:15).
El texto no sugiere en ninguna parte que los creyentes de la era de la iglesia que estén en la tierra queden exentos de estos efectos. Para sostener el esquema pre‑ira, se debe:
- O bien negar que estos sean juicios de Dios (contradiciendo Apocalipsis 6:16–17), o
- Afirmar una protección divina universal de los creyentes contra todo daño colateral—algo que Apocalipsis nunca promete.
En contraste, la promesa de Dios para la iglesia no es preservación dentro de la ira, sino liberación de la ira venidera (1 Tesalonicenses 1:10; 5:9; Apocalipsis 3:10).
6. La iglesia y la “ira”: promesas del Nuevo Testamento
La postura pre‑ira enfatiza con razón textos como:
“…Jesús… quien nos libra de la ira venidera.”
— 1 Tesalonicenses 1:10, RVR1960
“Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.”
— 1 Tesalonicenses 5:9, RVR1960
“…yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.”
— Apocalipsis 3:10, RVR1960
Sin embargo, al fechar erróneamente el inicio de la ira, esta postura ubica mal el Arrebatamiento. Si la ira comienza con los sellos, entonces un Arrebatamiento después del sexto sello no es “pre‑ira” en el sentido bíblico. Es, en el mejor de los casos, medio‑ira.
Una lectura consistente sería:
- Si a los creyentes se les promete liberación de la ira venidera.
- Y si esa ira ya está activa en los sellos.
- Entonces el Arrebatamiento debe ocurrir antes de que comiencen los juicios de los sellos, es decir, antes de que se despliegue la serie de juicios de la semana setenta.
Así, los mismos pasajes que la postura pre‑ira utiliza para justificar un Arrebatamiento hacia el final de la Tribulación, cuando se leen junto con Apocalipsis 6, en realidad apoyan un Arrebatamiento previo a la semana setenta (pre‑sellos, pretribulacional).
7. Conclusión
La postura del Arrebatamiento pre‑ira merece ser considerada seriamente: afirma la autoridad de la Escritura, anticipa una Tribulación futura y literal, y procura honrar la exención de la iglesia de la ira divina. Sin embargo, su afirmación distintiva—que la ira de Dios no comienza sino hasta después del sexto sello, y que los sellos anteriores son “ira del hombre” o “ira de Satanás”—no resiste un examen bíblico minucioso.
- El Cordero abre cada sello.
- El gran día de la ira de Dios “ha llegado” ya para cuando se abre el sexto sello (Apocalipsis 6:17).
- Los sellos, las trompetas y las copas forman una sola corriente continua de juicio iniciado por Dios.
- La ira de Satanás y la ira de Dios son concurrentes, no eras ordenadamente separadas.
Cuando se permite que el texto hable en sus propios términos, se hace evidente que el Día de la ira del Señor abarca toda la secuencia de juicios que comienza con los sellos. Por lo tanto, si a la iglesia realmente se le promete liberación de “la ira venidera” (1 Tesalonicenses 1:10; 5:9), el Arrebatamiento debe preceder no sólo a las trompetas y las copas, sino también a los juicios de los sellos.
A la luz de esto, el Arrebatamiento pre‑ira está mal nombrado. En realidad no ocurre antes de la ira, sino después del inicio de la ira del Cordero. El examen de la postura pre‑ira conduce, no a su confirmación, sino a una renovada confianza en que el propósito de Dios es quitar a su iglesia antes de todo el derramamiento de su ira judicial durante la semana setenta—exactamente lo que enseña un Arrebatamiento pretribulacional, previo a la semana setenta.
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